Aprovechando que ayer día 3 de junio fue el Día Mundial de la Bicicleta quiero lanzar un par de reflexiones
relacionadas con la bici y el mundo que las rodea.
Empezaré por algo reciente y es que a causa de la pandemia y de como ésta ha afectado y sigue haciéndolo al sector de la bicicleta, más allá de las estadísticas y ganancias anuales de las marcas y que la falta de materiales que arrastran en general que nos está afectando a todos a diferente escala, más allá de todas estas cosas intangibles que nos generan nervios, incertidumbres y problemas, reivindico la humanización de todos los actores que intervenimos. Desde grandes marcas monopolizadoras hasta los nuevos aficionados que han sacado la "vieja bici" del trastero a causa del covid. Es ciertamente grave y aunque muchas veces obviamos que al romperse la cadena de producción a nivel mundial (en casi todos los sectores) recuperarse al mismo tiempo que querer reabastecer el mercado es difícil e imprevisible, deberíamos poner todos un plus de sentido común. Pero cuando pido una humanización del sector no estoy pidiendo nada más que seamos todos conscientes y hagamos lo que esté en nuestra mano para no eternizar la situación y perder la paciencia en el camino, desde que el productor de materia prima pueda recuperarse a que el productor de cadenas y pastillas de freno intente buscar una forma más ágil y rápida de fabricar más pasando por el usuario que tiene que tener su bici parada pendiente de reparación porque no hay material entienda que el primero y el segundo no puede fabricar más y que no ponga entre la espada y la pared al "tendero" porque éste no tenga stock de material en tienda.
Unos que intenten recuperar el ritmo de fabricación pre-covid y otros que sean lo más comprensibles posibles. MUY DIFÍCIL por no decir imposible, lo sé.
Y con este doble pensamiento escrito en forma de reflexión de esta semana os deseo como siempre un buen
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